Un nuevo capítulo de la relación entre el sector público y privado se escribió a fines de abril cuando se desarrolló el cierre y balance de las veranadas temporada 2014-2015, en donde se destacó la seguridad del programa que no registró índice en accidentabilidad.
Sin duda que las veranadas o, mundialmente conocidas como transhumancia, son una de las tradiciones de mayor arraigo en la región de Coquimbo y la provincia de Choapa, siendo una actividad ganadera que para muchas familias es la principal fuente de ingreso y forma de subsistencia.
Una vez más, los campos ambientalmente protegidos por Minera Los Pelambres recibieron miles de cabezas de ganado, asegurando con ello, la tradición milenaria del pastoreo en la alta cordillera y permitiendo a muchas familias generar su principal producto, el queso de cabra.
Precisamente en la provincia de Choapa, la minera cada año abre sus campos ambientalmente protegidos para recibir al ganado local. Esta vez, cerca de 4.000 cabezas de las comunas de Salamanca, Illapel y Canela ingresaron, por el periodo estival, para pastorear y producir un producto único y rico en nutrientes, reconocido más allá de las fronteras regionales.
Pastar en los terrenos dispuestos por la minera representa, para quienes ejercen esta actividad, la posibilidad de mantener un buen estado del ganado caprino y bovino durante periodos de escasez del recurso hídrico y de fuentes de alimentación, es por ello, que resulta fundamental mantener esta alianza estratégica.
Según indicaron en la minera, durante el mes de octubre de este año, se desarrollará un nuevo balance hídrico en las zonas de pastoreo, para definir la capacidad de carga de cada sector y hacer una correcta distribución de las posturas para las próximas veranadas.
La hora de los balances
Juan Pablo Rubilar, jefe de Recursos Naturales y Patrimonio de Minera Los Pelambres, destacó la correcta comunicación y coordinación que se dio en la temporada. “Este año fue bastante particular porque la sequía se ha extendido por casi diez años, pero la acogida de los ganaderos, con el apoyo del SAG, fue buena para disminuir la carga y mandar a territorio argentino a parte del ganado, lo cual requirió una muy buena coordinación. Lo mismo sucedió con el cambio de posturas”.
Eric Castro, encargado territorial de Minera Los Pelambres, valoró la accidentabilidad cero de este periodo, destacando que “fue un proceso exitoso en lo primero, que es valorar que no hubo ningún accidente que lamentar y que los crianceros ya están en sus casas. Luego es positivo que acá confluyen instituciones del estado, empresas locales, la comunidad y la empresa privada, quienes permiten mantener viva esta tradición respetando su cultura”.
Patricio Trigo, Gobernador de la Provincia de Choapa, dijo que “estamos muy contentos de recibir sin ninguna novedad a nuestros crianceros, por quienes estábamos preocupados tras las fuertes lluvias de fines de marzo, pero hicimos unos sobrevuelos junto a la compañía para verificar el estado de los ganaderos. La cultura de nuestra gente es criancera, en donde participa la familia completa, lo cual reconoce el gobierno y la empresa privada, a través de Minera Los Pelambres, al facilitar sus terrenos para desarrollar esta importante actividad”.
Jorge Payacán, Gerente de Operaciones de la Cooperativa de Desarrollo Sustentable (CDS), empresa a cargo de los capataces de campo, relevó la experiencia de sus trabajadores. “Ha sido una muy buena experiencia en lo personal y como empresa, ya que hemos sido capaces de llevar adelante un contrato que no es menor. Nuestro personal tiene la expertiz en el conocimiento de la zona, a lo cual incorporamos nueva tecnología que nos permitió brindar un buen servicio en este tema muy importante de nuestra cultura”.
Para Mario Álvarez, criancero de Illapel, “es importante mantener nuestra tradición como campesinos, de lo cual estamos orgullosos. Somos hombres de trabajo y parte importante en la producción de muchos productos”.
Mientras que Percy González, capataz de la CDS comentó que “nuestra misión es supervisar las posturas y mantener una correcta comunicación y comportamiento entre los crianceros. Yo desde los 7 años que subo a la cordillera, aprendí de niño esta actividad, ya que me crie con los animales, así que trabajo en lo que me gusta. La relación entre crianceros y capataces ha sido muy buena”.
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