Israelita estaba en Salamanca cuando una vecina le contó que había un curso de hortalizas. Para su pesar, las postulaciones ya estaban cerradas, pero eso no fue impedimento para que insistiera en ser una de las alumnas. Afortunadamente, quedaban cupos por llenar así es que de inmediato se integró a las clases de lunes a jueves entre las 14 y las 18 horas. Para llegar a tiempo salía de su casa a las 12:30, ya que nunca era seguro encontrar a alguien que la pudiera acercar a la sede social de Cuncumén. “Salía a hacer dedo pero me costaba. No fue fácil, a veces no había quién me llevara”, recuerda. Casi seis kilómetros la separaban del lugar donde se impartían las clases, pero ni la lluvia impidió que participara. “Me dije: por asistencia que me salve, no importa que por notas me quede”. Eso le valió ser reconocida entre las alumnas por las ganas que le puso. “Si yo aprobaba el curso me ganaba mi invernadero y mi sueño siempre ha sido tener uno. Plantar porotos verdes en invierno, choclos, tomates, para la casa y para vender si se puede”. Hoy tiene claro el lugar donde quiere instalar el invernadero que forma parte de este proyecto de capacitación. Pronto podrá cumplir uno de sus grandes sueños: “A mí esto me cayó del cielo”, agrega.
HUERTOS FAMILIARES
El proyecto “huertos familiares” forma parte del compromiso de desarrollo agrícola y ganadero que se trabaja en la mesa productiva. Considera una etapa de capacitación para pequeños productores en cultivos bajo plástico, dejando invernaderos con sistema llave en mano para la producción de hortalizas de autoconsumo y/o comercialización. En el mes de septiembre se iniciará la construcción de invernaderos para los alumnos de las capacitaciones impartidas por el Centro de Formación Técnica de la Universidad Católica del Norte (CEDUC UCN).
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