Harrison Orrego juega como delantero derecho en la sub 14 de la Universidad Católica
A 358 kilómetros de Cuncumén, en el Complejo de Fútbol Raimundo Tupper, comuna de Las Condes, Harrison Orrego (14) ya tiene una rutina establecida que incluye dos grandes objetivos: estudiar para tener buenas notas y entrenar para convertirse en futbolista profesional.
Lo anterior, gracias al consejo hace varios años de José Tapia, un negociante de Quinta Normal que recorre el valle alto cada semana, quien motivó a la familia de Harrison para que lo probaran en la Universidad Católica, convencido de que tenía aptitudes. No se equivocó. El adolescente se ha mantenido como titular durante los tres años que lleva en la escuela y Benjamín Valenzuela, su entrenador, lo corrobora: “Él tiene muchas condiciones futbolísticas. Es rápido, tiene buena técnica, es potente y le gusta mucho hacer goles. Lo veo como uno de los mejores jugadores de la serie, uno con más proyección.”
Para estar en esta condición la familia de Harrison tuvo que tomar la difícil decisión de dejarlo ir a Santiago a los 11 años para cumplir su sueño. En ese momento, el pequeño asumió cambios drásticos: dejar Cuncumén, cambiarse de colegio, pasar dos años recorriendo la capital desde Quinta Normal, donde se fue a vivir, hasta Las Condes para entrenar, ya que la residencia de la UC recibe alumnos como internos recién desde los 14 años.
“Los primeros entrenamientos para mí fueron difíciles. A uno se lo comen los nervios. Yo al principio jugaba callado. Si me llegaba la pelota me llegaba, sino, no, nomás, pero aquí hay que llegar con personalidad”, señala Harrison.
Su mamá, Lorenza Tabilo, y toda la familia está orgullosa: “Él quiere ser mejor. Él creyó. Decía que a lo mejor nos iba a costar pero sabía que le iba a ir bien”.
El entrenador, con una amplia experiencia como formador de talentos, es claro: “Este es un sacrificio de la familia y del niño. Yo estoy seguro de que él va a ser futbolista profesional si es disciplinado. Además, hay que ser bueno, excelente como persona para poder llegar a ser futbolista profesional”.
Benjamín Valenzuela, profesor de Instituto Nacional del Futbol (INAF) y entrenador de la Sub 14 de la Universidad Católica.
Harry, como cariñosamente lo llaman, tiene actividades de lunes a sábado, y solo el domingo cuenta con tiempo libre para descansar. Cada vez que puede viaja a Cuncumén. “Mi idea es salir futbolista sí o sí”, señala y aprovecha de enviarle un mensaje a su familia: “Los quiero mucho y los echo mucho de menos. Necesito harto el apoyo de ellos. No puedo bajar los brazos, ya son tres años que llevo acá y no puedo botarlos a la basura. Todo el sacrificio que hizo mi papá, mi hermano y mi mamá tiene que valer la pena”.
También tiene palabras para quienes quieren seguir sus pasos: “Si les gusta el fútbol se tienen que dedicar a eso. Pero no solamente en el fútbol, porque los estudios aquí los piden siempre”. Por su parte, el entrenador agrega: “Más que un recado a la familia, hay que mandarle un recado a los entrenadores que trabajan con niños: que cualquiera niño que vean con condiciones lo ayuden, guíen, formen y manden a Católica. Que vengan para acá a seguir su carrera”.
Sub 14 de la UC año 2017
Sub 13 de la UC año 2016
Sub 12 de la UC año 2017
Harrison entrenando en San Carlos de Apoquindo
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